domingo, 15 de noviembre de 2009

En el silencio del silencio,
mueve la cola un gato negro
nadie puede verlo,
ni tocarlo.

La boca del cementerio se tragó una docena de muertos.
Hace la digestión,
los sepultureros duermen la mona sobre lápidas rotas,
restos de sándwiches y ginebras vacías.
Una niña que enterró a su abuela
pregunta si a los muertos los entierran desnudos,
se saca la ropa.


La chica más desprolija del mundo,
murió ahogada en un vaso de vino.
La encontraron con los dientes desteñidos
flotando como un corcho.
Tenía en los bolsillos fotos amarillas de la infancia,
y una cicatriz con forma de gato.