Los humores
negros
la recorren.
La sangre deja de ser
gota,
roja,
líquida,
danzante.
Figura
detenida, estática,
desangelada
se arisca en la cerradura
sin
puerta.
la mirada: un buitre,
apuñalado.
los ojos,
relamidos
por un último fuego
se extinguen.
Sobre la herida
sucia
Le crece una planta seca
y un soldado
gris
le grita un nombre
desde una fosa.
El deseo se volvió palenque de caballos
atados, sometidos.
El mundo deja de ser blando
y redondo,
no gira.
lunes, 31 de diciembre de 2007
Silencio mortal
Noctámbulos
en la noche única,
posible,
ella,
él.
Noche cielo
noche pasto
noche grillos
noche duermen
todos.
Noche luna,
traspasa la ventana
y alumbra
una cama silenciosa.
Noche es hora.
A lo lejos, un caballo
galopando.
Él tiene
un ojo de ciervo
en el que esconde
vinos, panes, y una casa
para ella.
El deseo sin memoria,
se mueve adentro suyo,
como un feto.
El miedo es un perro
Con memoria en el olfato
viejo,
vagabundo.
El tiene sangre enamorada,
Y el otro ojo tuerto.
Noche duele si no hablo
En la mano de él arde una botella,
caliente,
afiebrada,
tosca,
que se traga las heridas,
los silencios de la lengua
paralítica.
Noche
No
Puedo.
Las palabras no dichas
son valijas
con muertos
en la espalda.
Noctámbulos
en la noche única,
posible,
ella,
él.
Noche cielo
noche pasto
noche grillos
noche duermen
todos.
Noche luna,
traspasa la ventana
y alumbra
una cama silenciosa.
Noche es hora.
A lo lejos, un caballo
galopando.
Él tiene
un ojo de ciervo
en el que esconde
vinos, panes, y una casa
para ella.
El deseo sin memoria,
se mueve adentro suyo,
como un feto.
El miedo es un perro
Con memoria en el olfato
viejo,
vagabundo.
El tiene sangre enamorada,
Y el otro ojo tuerto.
Noche duele si no hablo
En la mano de él arde una botella,
caliente,
afiebrada,
tosca,
que se traga las heridas,
los silencios de la lengua
paralítica.
Noche
No
Puedo.
Las palabras no dichas
son valijas
con muertos
en la espalda.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
Nuevo integrante del club del Ego
martes, 25 de diciembre de 2007
Reflexiones del carnaval carioca de mi amigo Franco
"Carnaval carioca fuera de Buenos Aires no es argentino.Tal vez esa rivalidad que nos marcó durante años, y que post-crisis "quesevayantodos quenoquedeniunosolo" nos dimos cuenta que era absurda. Pues ellos tienen a los chongos más chongos, a las minas más tetonas, manejan mejor y juegan mejor a la pelota (pentacampeão). Bailan como si fuera condición para ser brasileño. Además son 183 millones, la quinta o sexta economía mundial y tienen las mejores y más extensas playas del mundo, sin contar la selva más tupida y vital que exista en este planeta. Tal vez por eso, vaya a saber desde cuándo, los tortolitos que se casan en Argentina decidieron imitarlos a ellos en una especie de copia utópica que nos demuestra lo poco hermanos que supimos ser y lo mal que anda el Mercosur que creemos que la cultura brasileña es Pepé Pepé Pepé (sin saber que en realidad es Teté Teté Teté) y Xuxa felatiando a Menem. Cómo surgió el carnaval carioca es algo que me desvela. No nació en Copacabana o Ipanema, sino a orillas del Río de la Plata, del lado argentino (no del lado de los sucios y contaminantes uruguayos que vienen instalando fábricas en el Riachuelo desde tiempos remotos...) que, con mate en mano, decididos a dejar la nostalgia del tango por unos momentos, quisimos alegrar la fiesta-casorio con esa especie de fervor-cliché brasileño. La exuberancia natural carioca (brasileña en general pero carioca puntualmente para este análisis) nos llevó a que un grupo de argentinos deprimidos por saber que el 6 a 0 de Perú del año 78 fue arreglado, que Perón no hizo más que dejarnos a Isabelita-Triple A-Dictadura militar de regalo, que el asado es muy rico pero trae cáncer de colon y que 'banana não tem caroço mas têm filamento groso que dificulta sua masticação', quisiéramos copiar ese ritmo, esa pulsión de vida en un popurrí de canciones cuya secuencia determinaría la llegada de la pizza party y el cotillón a todo casamiento. Tal vez el amor por lo ajeno nos llevó a querer copiar sus meneos (incluyendo a viejas gordas que desde hace años no hacen más que amasar ñoquis sentadas hinchándose las várices y pseudo-buenos-futbolistas tacheros con hemorroides de tanto darle al choripán de la Costanera Sur) en el afán de olvidar la nostalgia porteña y jugar a ser europeos en busca de lo exótico. No tan exótico, pues Brasil es un país hermano mayor al que nos gusta copiar y tenemos que hacerle caso, pero con esas ganas que tenemos de que Buenos Aires sea la París latina, preferimos pensar en el Brasil como un remoto y tropicalísimo país cuya vegetación y sexualidad exuberantes nos hipnotiza y nos hace pensar en otra cosa que no sea Gardel, sus depresivos tangos y su triste historia. Quién sabe en el país 'maior do mundo' también copien nuestra nostalgia y haya una sesión obligatoria en todo velorio que se llame 'nostalgia porteña', donde dejen de lado a Rita Lee y adoren la figura de Alfonsina Storni suicidándose en un mar de lágrimas, frío y ventoso. Yo me pregunto si Maradona cuando se casó en el Luna Park bailó el carnaval carioca en honor a Pelé o su merquera-popular-soberbia característica lo hizo sentirse Dios por unos momentos (de los cuales sale solamente cada vez que lo internan) y en el momento del ritmo tropical fue a darse unos besos y unos saques con su entonces íntimo Copolla (no Francis Ford). Yo me pregunto qué estamos esperando para declarar al Carnaval Carioca como parte del folclore nacional porque, les aseguro que en Brasil, nadie conoce ese popurrí de canciones absurdas que intentan divertirnos en el momento en el que los novios, después de haber saludado en el atrio, se están por escapar a la noche de bodas, ella con 30 cm menos de pechos y él con 15 menos de pene que si hubieran nacido en tierras de Xica da Silva."
Franco Bertolucci-- fotolog.com/FrancoBertolucci
Franco Bertolucci-- fotolog.com/FrancoBertolucci
Refexiones del carnaval carioca en lo de Omar
Fue una tarde de pileta en lo de Omar, entre finas hierbas, cervezas y tortas que eran una fiesta al paladar, reparamos entonces en el absurdo fenómeno del carnava carioca. Hay cosas insólitas que hacemos a diario, sin jamás percatar el absurdo. Por ejemplo bailar el carnaval carioca, ( que tire la primera piedra el que nunca lo ha hecho). Es un fenómeno importado maravilloso. Generalmente es el momento cachondo de la fiesta, cuando ya hemos ingerido hasta el agua de los floreros, y la libertad es absoluta. Para disfrazarnos de Brasucas es necesario perder todo tipo de represión y verguenza, eso quiere decir estar mamado. Hasta el viejo más serio se pone cachondo en ese momento. Y los viejos verdes esperan ansiosos el momento del carnaval carioca para agarrar las caderas de la dama que menea y que se produsca el frotamiento de los cuerpos ( y si no le da la jeta, puede ponerse cualquier máscara que encuentre, o algún sombrero absurdo para tapar la pelada) . Se entrega el cotillón, y uno puede enmascararse de demonio, chancho, ( da lo mismo) y el pacto tácito es perder ese " que se yo " de ser argentinos, de vivir pensando en la mirada del otro. De a poco el rictus de la cara se ablanda, y los más comprimidos se quitan el palo del ort.
Es entonces cuando de repente estamos en " ehhhh Brasil Tropical". Y se entregan unas tetas gigantes de cotillón ( otro fenómeno extraño). Parece que la fantasía de ser brasileros, y contornearnos como tales, va acompañada a la de tener tetas grandes. No hay edades, porque el carnaval carioca es de todos, y hasta los viejos más espásticos pueden permitirse el meneadito, quizás hasta lo practiquen en el baño de la oficina. Quién sabe. Si sonara en las playas el carnaval carioca, entonces todos los machos argentinos se animarían a ponerse la sunga y las mujeres perderían el terror a los kilitos de más. Andaríamos todas medio en bolas sin importar nada el "qué pensarán". Habría menos anoréxicas. Esa tarde había en lo de Omar y Franco una pareja de brasucas que escuchaban anonadádos el fenómeno. Antes no podían sospechar que nuestra sociedad tuviera la costumbre en fiestas y parrandas de abrasilesarse, de jugar a ser ellos. Fueron ellos los que nos revelaron que en verdad el " pe pe pepepe" no es tal sino " te te tetetete".
Esa tarde se hablaron de muchas otras cosas insólitas. De la pobre María Muchastegui y su triste historia de como se cagó la carrera con una simple flatulencia. ( algo que todos escondemos pero que hacemos a diario) Pienso que si María Muchastegui hubiera sido brasilera, aun estaría en las pantallas de la tele dando clases de gym. Quizás tendría que inventarse una gimnasia carioca, entonces perdería el terror a volver a insertarse en el mercado, porque sabría que en el carioca, como dicen los mexicanos "no hay pedo wey" y tete te te te....
Es entonces cuando de repente estamos en " ehhhh Brasil Tropical". Y se entregan unas tetas gigantes de cotillón ( otro fenómeno extraño). Parece que la fantasía de ser brasileros, y contornearnos como tales, va acompañada a la de tener tetas grandes. No hay edades, porque el carnaval carioca es de todos, y hasta los viejos más espásticos pueden permitirse el meneadito, quizás hasta lo practiquen en el baño de la oficina. Quién sabe. Si sonara en las playas el carnaval carioca, entonces todos los machos argentinos se animarían a ponerse la sunga y las mujeres perderían el terror a los kilitos de más. Andaríamos todas medio en bolas sin importar nada el "qué pensarán". Habría menos anoréxicas. Esa tarde había en lo de Omar y Franco una pareja de brasucas que escuchaban anonadádos el fenómeno. Antes no podían sospechar que nuestra sociedad tuviera la costumbre en fiestas y parrandas de abrasilesarse, de jugar a ser ellos. Fueron ellos los que nos revelaron que en verdad el " pe pe pepepe" no es tal sino " te te tetetete".
Esa tarde se hablaron de muchas otras cosas insólitas. De la pobre María Muchastegui y su triste historia de como se cagó la carrera con una simple flatulencia. ( algo que todos escondemos pero que hacemos a diario) Pienso que si María Muchastegui hubiera sido brasilera, aun estaría en las pantallas de la tele dando clases de gym. Quizás tendría que inventarse una gimnasia carioca, entonces perdería el terror a volver a insertarse en el mercado, porque sabría que en el carioca, como dicen los mexicanos "no hay pedo wey" y tete te te te....
Can y la pequeña Edith en su moto les desean
Edith es original de Candys Bar en España. La encontré una tarde con mi amiga Valeria, la compré a solo 2 euros, y ella me conquistó de entrada. Después fue como una Diosa de culto en el 134. Me acuerdo en el 135 ( el cuarto del méxicano, de Alex mi hijito) querían usurpármela y Ruben trataba de convencerme que podía traerme mala suerte, que mejor por qué no se la regalaba y yo vacilé, la persuación colombiana era buena o yo muy boluda frente a sus palabras. ( Quizás ambas) Algo mío quiso regalársela en ese momento. Pero No. Edith debía llegar a Buenos Aires, a mi pequeño bulo coloreado, rojizo. Ojalá nunca se me rompa y me acompañe en los años que quedan con su moto rosa roja, su boca de muñeca inflable, su pelo de Edith Piaff muriéndose en la película que se canta y re canta "Ja ne regrette rien". Ese tema que todos quisieramos cantar en las últimas, igualito a "I did it my way" de Frank Sinatra.
Habría que cantar esos temas cada fin de año: no arrepenirse de nada, y decirse a uno y al mundo " bieno o mal, pero I did it my way.". Se va el 2007 y con él una serie de hechos sucedidos, imborrables, y llega el número 08 tan incierto, y uno se siente como la chica que se despierta en mujol and drive, y el camino de los sueños, aunque con algo más de memoria y sin sangre. Pero la pregunta ¿ahora qué? rebota y uno sabe que seguirá andando y buscando puertas que se abran, suene o no la banda, este todo negro por la banda o la venda. La moto de Edith está siempre encendida.
tarjeta de fin de año
jueves, 20 de diciembre de 2007
Can de Lirio según Martin

miércoles, 19 de diciembre de 2007
mompi precioso

el mompi boludo me acaba de borrar el largo archivo que venia escribiendo porque me equivoque y lo publique en tarde de payaso en vez de la comisura y no era para ellos porque decia " cuando la petisa batia cualquiera" y hablaba de los kilajes de la tia Hebelinda, nada era para ellos dedicado aunque si lo ven en la comisura todo bien.
Me da bronca tener que reprodicir lo que habia escrito espontaneo, contaba mi llegada a lo de mompi. toque portero y dije delivery del mejor. Es verdad que tenia el delivery, mentira que las palabras eran mias, eran de Angie en al borde, pelicula de hebelinda y mi egoasistente Borraspardo . Yo era Momo la de la pansa y pienso que se me quedo pegado algo de ella a la piel, las ganas de pansa grande, de hijo, y temo que el deseo sea verdadero, se me repite a diario y si el deseo es profundo creo tendre un hijo en breve. El cuarto de Momi me trae recuerdos de plan de rodaje, de pipas cargadas y Mart we need to work, de dibujos y Crosbels que se convirieron en peliculas. De la ultima reunion en la que sin plata debatiamos si filmabamos o no, con gente viniendo de Cordoba y pidiendo dias en el laburo, y yo llamando a alemania y llorandole a la pobre madre con hijo que operaban del corazon y yo reclamaba mi plata. Me olvide decir que ya consumimos el delivery en sus muchas variantes. Tambien que no encuentro los acentos. decia tambien que todo era algo con pedazos encontrados hasta ultimo instante, autos con ruedas que se rompen, viejas en la chapa de la casa tienen escrito el nombre de mi padre, estados de animo neurotizados, fisurados, desbordados, decia que algunos de los muchos dibujitos de pipa y Mart, fueron y otros mutaron con el pedazo encontrado a ultimo instante. la tia hebelina con sus muchos kilajes en el dibujo estaba desnuda, en la peli vestida con una casaca naranja fluor pero estaba arriba de un caballito a punto de derrumbarse y en el dibujo no. Son cosas que uno no puede imaginar hasta que lo vi, de pronto la vi, se sube al caballo y aunque iba la nena, cambiamos, mejor subite vos Marta, y va martin y le dice Fellini y que se tire el pelo para atras y ella lo hace. Hablaba de femme bot que era una y era otra, que se llenaba de miedos y protestaba y asustaba cuando las cosas se caotizaban o la petisa le batia cualquiera. decia que me gustaba estar aca que extraño profundamente a Mart a femme, a cande 2 y a juan. Decia que voy a pasar el año nuevo con Borras y que Mompi estaba precioso y que si no fuera mi amigo intimo y mi otro egoasistente me lo bebia entero... ah y me olvidaba: tambien el ex intimo amigo de mi alguna vez egoespejo. ( este moitivo es el menos importante)
jueves, 13 de diciembre de 2007
Ego partido
Es un egótrapa
trituraego,
me egodestripa.
Mi ego despedazado
sobre la hierba,
carne tibia
de perro hambriento.
mi egotripa sucumbe
en sus dientes egoles
las alas ególicas
se me encogen en el egohorizonte
contraído, oscuro.
Mi egoexpansión
se altera, se achica,
se acobarda.
Mi visión se trastorna
Mis pies no egopisan
En el mismo patiego.
Las manos egotrópicas
De él,
Van tirando de mi egointestino
y se lo amarran a la macho cintura,
dando vueltas ególidas.
La doma
Es Egodolorosa
En la mandíbula.
Mi egobilis
Cambia,
Es amargadulce.
Mi ególico aliento
Se tiñe de azul,
busco la egopíldora que me devuelva
a mí,
a mi egopatria de árboles conocidos.
Vuelvo
al tiempo viejólico
en Negolandia,
dónde mi ego
era a penas una miga
de este panego.
Yo una vez amé otro ego flaco
Y sonriente,
que era un egoespejo luminoso.
Entonces no necesitaba la egodicha
de mí misma.
Después
El egoespejo se quebró
Y yo salí corriendo
A buscarme otra cara
Al río.
Pasé horas egodolida
aletargada
En un largo lamento,
Y me volví carne
De peón nuevo.
Ahora vuelvo a ver un espejo,
Pero su mirada es extraña
Y no atisbo a tocar su sonrisa.
Y el río se lleva mi cara.
trituraego,
me egodestripa.
Mi ego despedazado
sobre la hierba,
carne tibia
de perro hambriento.
mi egotripa sucumbe
en sus dientes egoles
las alas ególicas
se me encogen en el egohorizonte
contraído, oscuro.
Mi egoexpansión
se altera, se achica,
se acobarda.
Mi visión se trastorna
Mis pies no egopisan
En el mismo patiego.
Las manos egotrópicas
De él,
Van tirando de mi egointestino
y se lo amarran a la macho cintura,
dando vueltas ególidas.
La doma
Es Egodolorosa
En la mandíbula.
Mi egobilis
Cambia,
Es amargadulce.
Mi ególico aliento
Se tiñe de azul,
busco la egopíldora que me devuelva
a mí,
a mi egopatria de árboles conocidos.
Vuelvo
al tiempo viejólico
en Negolandia,
dónde mi ego
era a penas una miga
de este panego.
Yo una vez amé otro ego flaco
Y sonriente,
que era un egoespejo luminoso.
Entonces no necesitaba la egodicha
de mí misma.
Después
El egoespejo se quebró
Y yo salí corriendo
A buscarme otra cara
Al río.
Pasé horas egodolida
aletargada
En un largo lamento,
Y me volví carne
De peón nuevo.
Ahora vuelvo a ver un espejo,
Pero su mirada es extraña
Y no atisbo a tocar su sonrisa.
Y el río se lleva mi cara.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
4 ta miembro del club del ego

Atentamente la coordinadora altruista
martes, 11 de diciembre de 2007
3 er integrante de egocéntricos anónimos
Quizás por ese motivo estamos construyendo un club del ego, justamente para alimentarlo y de esa manera seguir construyendo candelirios o delirios cándidos. Borba yo creo que el club del ego te dará suerte y cambiarás de categoría. Seguramente de extra pasarás a bolo menor, después bolo mayor, después personaje secundario, y el día que llegues a protagonista los integrantes del club y la comisura haremos una fiesta en tu honor y te coronaremos reina!!! Y los asistentes quiero verlos dirgir!! De Juan me vengaré tirando abajo su proyecto una semana antes, no es solo una cuestión de venganza ( todo sea para probar su entereza)!!!!
lunes, 10 de diciembre de 2007
2 integrante del club de egocéntricos anónimos

jueves, 6 de diciembre de 2007
La borba

miércoles, 5 de diciembre de 2007
Morita y yo prepúberes
Crónica insólita de mi amiga Morita ( pedida especialmente para el blog)
Hace unos meses que vivo en el barrio de Once. La mayoría de mis vecinos son religiosos y acá estoy viviendo como en una de esas películas de Burman. Nadie (casi) me contesta el saludo y aprendí entonces a no saludar. Todo hasta aquí no es mas que uno adaptándose a un nuevo hábitat donde las costumbres son otras y un desafío divertido. Al menos así era hasta ayer.
Los vecinos de mi mismo piso habían sido los primeros en mirarme fijo a los ojos sin contestar mi saludo cordial al compartir el ascensor o cruzarnos en la escalera. Las niñas de entre 3 y 6 años me miraban con caras de susto si yo intentaba sacarles una sonrisa alguna vez. Pero lo de ayer fue terrible. Hacía rato que no me pasaba, es mas, no recuerdo cuando ni donde pero si se que fui tele transportada otras épocas de mi vida.
Esperaba con las valijas y unos cuantos petates en el hall de entrada del edificio, mi novio C. había ido a buscar el auto para así emprender un lindo viaje de trabajo a Entre Ríos. Optimismo y expectativas. Dejar la gran ciudad. Atrás los olores de un edificio hacinado, donde desde cualquier ventana ves a tu vecino en calzones revolviendo la cacerola que los genera. En eso se estaciona con balizas frente a la puerta el auto de los vecinos, bajan las tres niñas y mientras se acercan a la puerta veo a la empleada que viene desde el ascensor del fondo a recibir a las criaturas. Es la hora del almuerzo, pienso. Que lindo todo. La mujer abre la puerta, entra una de las niñas (tendrá 7 años) y al verme parada en el hall se me acerca y mirándome fijo a los ojos, levanta en alto un brazo y congela. La miro, esperando, pensando qué catzo estará por hacer. Entretanto la empleada manipula a las otras dos criaturas y sus mochilas del otro lado del vidrio. Cuando ya el silencio era largo y ALGO tenia que suceder, la niña descarga con toda su fuera su brazo y su puño cerrado contra mi pecho. De onda.
Una furia me brota de los pies a la cabeza. La niña se aleja de mi del otro lado del hall, y como si no hubiera ya hecho lo suficiente, empieza a hablarme en idish (idioma que no manejo, salvo de haber escuchado algunas palabras en los festejos en casa de C que comparten la religión y costumbres).
Qué hago? Se la devuelvo con toda la furia como se merece, con la misma furia que descargo sobre mi? Pero tiene 6 años!!! No, no, no. No debo pegarle a un adulto, digo, a un niño. Yo soy la adulta, ella la nena, claro. Ella pega y yo no. Es así, es la ley, estoy atrapada dentro de la ley. No importa que este tele trasportada y que este pequeño demonio me haga sentir una pobre infeliz de un cuarto de mi edad actual. No importa. Adulto no pegar a niño. Y entonces? La dejo pasar mientras la empleada se hace la boluda y lucha con los otros niños para que entren al edificio?
No. Entonces decidí mirarla fijo a los ojos y decirle aquello (creo que fue algo asi, la emoción violenta me impidió recordar exactamente aquellas palabras pero creo que fue algo asi: “PENDEJADEMIERDAMEVOLVESAPONERUNAMANOENCIMAYTERRROMPOELCULOAPATASAMENTENDISTELAPUTAMADREQUETEPARIO.”
Qué espanto estarán pensando. Bueno, la niña ni se inmuto. Seguía hablándome en aquel idioma incomprensible para mi. No pensaba terminar con el asunto? Entonces me asegure de acercarme un poco más y que me mirara fijo a los ojos y solo repetí. Ahí si. Se callo. Entendió que todo aquello era una puteada, algo dirigido a ella por aquello que acababa de hacer algo malo conmigo. Me había desquiciado, el pequeño demonio me había hecho daño.
Entra la empleada con los niños, había escuchado todo porque la puerta de vidrio estaba entreabierta. El demonio dice ahora viéndome a mi ahí parada con los bártulos de viaje y las tremendas ganas que tenia ahora de salir a explorar el mundo entrerriano: “Te van a venir a buscar?” “A VOS te van a venir a buscar…” le digo haciendo un gesto de ojito-ojito con el dedo, “Tené cuidado”. Fue como si la hubiera amenazado de muerte.
Juro que jamás había vivido algo así. Que nunca había puteado a nadie con la necesidad y la bronca como ese día, ni había sentido que esas palabras eran mi única herramienta para defenderme del enemigo. Había ganado? Había perdido? No sabia que pensar…
Pero entendí que tal vez nada había pasado para esa nena malísima, porque mientras la llevaba para el fondo la empleada le preguntaba que porque me había pegado, a mi, la chica en la puerta y que la iba a acusar con su papá, la nena gritaba simplemente “Porque siiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!”
El mundo puede ser un lugar hostil, porque si.
Los vecinos de mi mismo piso habían sido los primeros en mirarme fijo a los ojos sin contestar mi saludo cordial al compartir el ascensor o cruzarnos en la escalera. Las niñas de entre 3 y 6 años me miraban con caras de susto si yo intentaba sacarles una sonrisa alguna vez. Pero lo de ayer fue terrible. Hacía rato que no me pasaba, es mas, no recuerdo cuando ni donde pero si se que fui tele transportada otras épocas de mi vida.
Esperaba con las valijas y unos cuantos petates en el hall de entrada del edificio, mi novio C. había ido a buscar el auto para así emprender un lindo viaje de trabajo a Entre Ríos. Optimismo y expectativas. Dejar la gran ciudad. Atrás los olores de un edificio hacinado, donde desde cualquier ventana ves a tu vecino en calzones revolviendo la cacerola que los genera. En eso se estaciona con balizas frente a la puerta el auto de los vecinos, bajan las tres niñas y mientras se acercan a la puerta veo a la empleada que viene desde el ascensor del fondo a recibir a las criaturas. Es la hora del almuerzo, pienso. Que lindo todo. La mujer abre la puerta, entra una de las niñas (tendrá 7 años) y al verme parada en el hall se me acerca y mirándome fijo a los ojos, levanta en alto un brazo y congela. La miro, esperando, pensando qué catzo estará por hacer. Entretanto la empleada manipula a las otras dos criaturas y sus mochilas del otro lado del vidrio. Cuando ya el silencio era largo y ALGO tenia que suceder, la niña descarga con toda su fuera su brazo y su puño cerrado contra mi pecho. De onda.
Una furia me brota de los pies a la cabeza. La niña se aleja de mi del otro lado del hall, y como si no hubiera ya hecho lo suficiente, empieza a hablarme en idish (idioma que no manejo, salvo de haber escuchado algunas palabras en los festejos en casa de C que comparten la religión y costumbres).
Qué hago? Se la devuelvo con toda la furia como se merece, con la misma furia que descargo sobre mi? Pero tiene 6 años!!! No, no, no. No debo pegarle a un adulto, digo, a un niño. Yo soy la adulta, ella la nena, claro. Ella pega y yo no. Es así, es la ley, estoy atrapada dentro de la ley. No importa que este tele trasportada y que este pequeño demonio me haga sentir una pobre infeliz de un cuarto de mi edad actual. No importa. Adulto no pegar a niño. Y entonces? La dejo pasar mientras la empleada se hace la boluda y lucha con los otros niños para que entren al edificio?
No. Entonces decidí mirarla fijo a los ojos y decirle aquello (creo que fue algo asi, la emoción violenta me impidió recordar exactamente aquellas palabras pero creo que fue algo asi: “PENDEJADEMIERDAMEVOLVESAPONERUNAMANOENCIMAYTERRROMPOELCULOAPATASAMENTENDISTELAPUTAMADREQUETEPARIO.”
Qué espanto estarán pensando. Bueno, la niña ni se inmuto. Seguía hablándome en aquel idioma incomprensible para mi. No pensaba terminar con el asunto? Entonces me asegure de acercarme un poco más y que me mirara fijo a los ojos y solo repetí. Ahí si. Se callo. Entendió que todo aquello era una puteada, algo dirigido a ella por aquello que acababa de hacer algo malo conmigo. Me había desquiciado, el pequeño demonio me había hecho daño.
Entra la empleada con los niños, había escuchado todo porque la puerta de vidrio estaba entreabierta. El demonio dice ahora viéndome a mi ahí parada con los bártulos de viaje y las tremendas ganas que tenia ahora de salir a explorar el mundo entrerriano: “Te van a venir a buscar?” “A VOS te van a venir a buscar…” le digo haciendo un gesto de ojito-ojito con el dedo, “Tené cuidado”. Fue como si la hubiera amenazado de muerte.
Juro que jamás había vivido algo así. Que nunca había puteado a nadie con la necesidad y la bronca como ese día, ni había sentido que esas palabras eran mi única herramienta para defenderme del enemigo. Había ganado? Había perdido? No sabia que pensar…
Pero entendí que tal vez nada había pasado para esa nena malísima, porque mientras la llevaba para el fondo la empleada le preguntaba que porque me había pegado, a mi, la chica en la puerta y que la iba a acusar con su papá, la nena gritaba simplemente “Porque siiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!”
El mundo puede ser un lugar hostil, porque si.
martes, 4 de diciembre de 2007
teenergers 90

foto sacada por Martin en nuestros 19 años. vaqueros , las chicas con medallas de la virgen y yo con una cruz de ank, y mi remera muy canchera opacando las musculocitas blancas e insulsas. De mi lo aprendieron todo...mmmmmnnnnnnn. foto historica deberia estar en mi biografia postuma ( martin a mi lado grita bajate de la nubecita)
lunes, 3 de diciembre de 2007
Atrás del pájaro
El dolor se volvió vértebra
De pescado renacido
En río nuevo.
Aun así
A pesar de
se asoma.
Es espina del árbol
callado,
silencioso,
es cuerpo desnudo,
débil
de muchacho
que llora
cuando cae
la tarde.
Atrás, adelante
del plumaje de las aves
en el aire,
Hay huesos raquíticos
pajariles
Que se descompnen
en
orillas
que los hombres
pisan
con sus suelas.
El dolor se volvió vértebra
De pescado renacido
En río nuevo.
Aun así
A pesar de
se asoma.
Es espina del árbol
callado,
silencioso,
es cuerpo desnudo,
débil
de muchacho
que llora
cuando cae
la tarde.
Atrás, adelante
del plumaje de las aves
en el aire,
Hay huesos raquíticos
pajariles
Que se descompnen
en
orillas
que los hombres
pisan
con sus suelas.
La última escena
La última escena fue en una nave espacial. Era un ferrocarril por fuera, pero adentro era una nave espacial prehistórica o un submarino. Un objeto único de esos que inspiran el máximo de los respetos, y que uno se lo queda contemplando con los ojos maravillados.
A la mañana éramos las 4 cabezas de equipo recorriendo un galpón repleto de trenes, buscando el mejor lugar a dónde rodar la escena del abuelo y las dos niñas. Íbamos juntos, después me separé del resto y seguí sola. Eran muchos andenes separados por trenes. Mucho metal y mugre, todo oscuro. Había un ferrocarril muy alto, con ruedas enormes. Vislumbré unas escaleras como manijas que invitaban a los pies. Y subí. Adentro me sentí en un lugar mágico, asomé la cabeza y grité: “vengan”. ¿Dónde estás?- gritaron. Acá. Escuché las patitas de todos que corrían. Me gustó haberlo encontrado yo sola. Todos estábamos metidos en ese cubículo mágico con los ojos chispeantes y las ideas eran ruedas veloces. Quisiera volver ahora y quedarme allí horas en silencio.
Nunca había estado en ningún lugar remotamente parecido. Decidimos el plano. Por el tiro de cámara no iba a verse tal como lo veíamos nosotros. El espectador quedaría afuera de la nave. Me entristeció pensar en los límites de la cámara. Pero sabía que las niñas iban a estar adentro y también femmebot con su cámara y sus lucecitas y que a través de ellas algo de todo eso le llegaría al espectador. Antes de llevar a las niñas les dije: “la última escena es en una nave espacial”. Vi que a Cande 1 se le iluminaron los ojitos a pesar de que estaba triste y quería llorar por su enemistad con Tiare. Cuando nos llamaban para rodar yo la alcé y le dije que si estaba triste y quería llorar que llore, y ella lloró un rato y me contó que Tiare le decía siempre “tonta”. La consolé. Nos llamaban a los gritos para arrancar y ninguna respondía porque estábamos en algo serio. Se secó las últimas lágrimas, y ya estábamos listas, corrimos de la mano al set donde nos estaban esperando todos.
Durante la escena Femmebot y su cámara estaban arriba de la nave con las niñas y el sonidista, yo en el andén de la derecha con el monitor y algunos del equipo, y dos andenes a la izquierda el pobre Martín lidiaba con el abuelo. Era cómico. Al abuelo le chillaba el audífono de vuelta. Y justo le tocaba al pobre Martín que de tan sensible al pip del audífono y a las acotaciones del abuelo había abandonado la clacketa la vez anterior. Parece que esta vez de lo importante que era su papel, a pesar de lo chiquito que parecía y preguntaba cosas del guión , Martin aturdido de tantas palabras y pip, le dijo: “ no importa abuelo, usted póngase acá”. Diego el sonidista desde la nave me largaba textos en alemán que yo escuchaba con los auriculares. Mientras tanto Tiare le explicaba en voz alta a femmebot que ella odiaba a Cande 1. Había que comunicarse a los gritos. Yo subía las escaleras para darles indicaciones a las niñas y las bajaba rauda. Femmebot se quejaba de que ella aun no había acomodado las luces por no saber bien las posiciones. Martín poneme al abuelo en la posición-dijo. Y después lo vi al abuelo estático durante largo rato justo en el ángulo en que la cámara lo iba a tomar cuando pasar. Me daba una mezcla de lástima y gracia. Una lástima con malicia, o una malicia compasiva. Largamos la primera toma y el abuelo largó unos “Diana” muy dramáticos, como de telenovela. “Martín- grité- decile al abuelo que no sea lastimoso. La primera toma que salió redonda fue arruinada por una voz a la distancia que empezó a pronunciar palabras antes de que el diálogo entre las dos niñas termine. Grité: ¿Alguien me puede decir quién habló?- el abuelo- gritaron todos a coro. Risas. La segunda toma que salió bien también fue interrumpida por una sonada de nariz, y ya no fue necesario preguntar de quien había sido, y a esta altura ya todos reíamos a pata suelta. Martin explicale al abuelo que tiene que quedarse callado…. Ya le dije- gritó.
La última toma sucedió sin que el abuelo se mandase ninguna cagada. Estaba Cande en un primer plano bellísimo, con esa profunda tristeza que la caracteriza haciendo de Alissa: “tengo que volver a casa”- dijo “¿por qué?- preguntó Tiare-Diana. “Mi abuela, algo le pasa”. Todos aplaudieron y los que estaban al lado mío me miraron y levantaron los brazos para abrazarme, yo me tragaba las lágrimas y decía “gracias”.
Mucho después cuando volvíamos en el auto de Martin, el continuista, Cande 1 y femmebot, el vehículo estaba atiborrado de reposeras y tervopoles, restos de empanadas, botellones de agua, vestuarios. Cande 1 me dijo: “era verdad, ese lugar era una nave espacial” y sonrió. Llegamos al Cid campeador y le tocaba a femmebot bajarse del auto. Cande 1 la miró y le dijo “¿vas a llevarme un día a tomar un helado? Se retiraba el ojo capturador, el humano cámara dador de luz. El viaje se terminaba y ella no quería despedirse. Siempre pasa lo mismo en todos los viajes, tenga uno la edad que tenga. Buscó la manera perfecta de asegurarse el reencuentro. Un helado no se le niega a nadie, y mucho menos a un niño. Que bueno sería poder terminar cada viaje con la certeza de que quedan pendientes helados!!
A la mañana éramos las 4 cabezas de equipo recorriendo un galpón repleto de trenes, buscando el mejor lugar a dónde rodar la escena del abuelo y las dos niñas. Íbamos juntos, después me separé del resto y seguí sola. Eran muchos andenes separados por trenes. Mucho metal y mugre, todo oscuro. Había un ferrocarril muy alto, con ruedas enormes. Vislumbré unas escaleras como manijas que invitaban a los pies. Y subí. Adentro me sentí en un lugar mágico, asomé la cabeza y grité: “vengan”. ¿Dónde estás?- gritaron. Acá. Escuché las patitas de todos que corrían. Me gustó haberlo encontrado yo sola. Todos estábamos metidos en ese cubículo mágico con los ojos chispeantes y las ideas eran ruedas veloces. Quisiera volver ahora y quedarme allí horas en silencio.
Nunca había estado en ningún lugar remotamente parecido. Decidimos el plano. Por el tiro de cámara no iba a verse tal como lo veíamos nosotros. El espectador quedaría afuera de la nave. Me entristeció pensar en los límites de la cámara. Pero sabía que las niñas iban a estar adentro y también femmebot con su cámara y sus lucecitas y que a través de ellas algo de todo eso le llegaría al espectador. Antes de llevar a las niñas les dije: “la última escena es en una nave espacial”. Vi que a Cande 1 se le iluminaron los ojitos a pesar de que estaba triste y quería llorar por su enemistad con Tiare. Cuando nos llamaban para rodar yo la alcé y le dije que si estaba triste y quería llorar que llore, y ella lloró un rato y me contó que Tiare le decía siempre “tonta”. La consolé. Nos llamaban a los gritos para arrancar y ninguna respondía porque estábamos en algo serio. Se secó las últimas lágrimas, y ya estábamos listas, corrimos de la mano al set donde nos estaban esperando todos.
Durante la escena Femmebot y su cámara estaban arriba de la nave con las niñas y el sonidista, yo en el andén de la derecha con el monitor y algunos del equipo, y dos andenes a la izquierda el pobre Martín lidiaba con el abuelo. Era cómico. Al abuelo le chillaba el audífono de vuelta. Y justo le tocaba al pobre Martín que de tan sensible al pip del audífono y a las acotaciones del abuelo había abandonado la clacketa la vez anterior. Parece que esta vez de lo importante que era su papel, a pesar de lo chiquito que parecía y preguntaba cosas del guión , Martin aturdido de tantas palabras y pip, le dijo: “ no importa abuelo, usted póngase acá”. Diego el sonidista desde la nave me largaba textos en alemán que yo escuchaba con los auriculares. Mientras tanto Tiare le explicaba en voz alta a femmebot que ella odiaba a Cande 1. Había que comunicarse a los gritos. Yo subía las escaleras para darles indicaciones a las niñas y las bajaba rauda. Femmebot se quejaba de que ella aun no había acomodado las luces por no saber bien las posiciones. Martín poneme al abuelo en la posición-dijo. Y después lo vi al abuelo estático durante largo rato justo en el ángulo en que la cámara lo iba a tomar cuando pasar. Me daba una mezcla de lástima y gracia. Una lástima con malicia, o una malicia compasiva. Largamos la primera toma y el abuelo largó unos “Diana” muy dramáticos, como de telenovela. “Martín- grité- decile al abuelo que no sea lastimoso. La primera toma que salió redonda fue arruinada por una voz a la distancia que empezó a pronunciar palabras antes de que el diálogo entre las dos niñas termine. Grité: ¿Alguien me puede decir quién habló?- el abuelo- gritaron todos a coro. Risas. La segunda toma que salió bien también fue interrumpida por una sonada de nariz, y ya no fue necesario preguntar de quien había sido, y a esta altura ya todos reíamos a pata suelta. Martin explicale al abuelo que tiene que quedarse callado…. Ya le dije- gritó.
La última toma sucedió sin que el abuelo se mandase ninguna cagada. Estaba Cande en un primer plano bellísimo, con esa profunda tristeza que la caracteriza haciendo de Alissa: “tengo que volver a casa”- dijo “¿por qué?- preguntó Tiare-Diana. “Mi abuela, algo le pasa”. Todos aplaudieron y los que estaban al lado mío me miraron y levantaron los brazos para abrazarme, yo me tragaba las lágrimas y decía “gracias”.
Mucho después cuando volvíamos en el auto de Martin, el continuista, Cande 1 y femmebot, el vehículo estaba atiborrado de reposeras y tervopoles, restos de empanadas, botellones de agua, vestuarios. Cande 1 me dijo: “era verdad, ese lugar era una nave espacial” y sonrió. Llegamos al Cid campeador y le tocaba a femmebot bajarse del auto. Cande 1 la miró y le dijo “¿vas a llevarme un día a tomar un helado? Se retiraba el ojo capturador, el humano cámara dador de luz. El viaje se terminaba y ella no quería despedirse. Siempre pasa lo mismo en todos los viajes, tenga uno la edad que tenga. Buscó la manera perfecta de asegurarse el reencuentro. Un helado no se le niega a nadie, y mucho menos a un niño. Que bueno sería poder terminar cada viaje con la certeza de que quedan pendientes helados!!
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