domingo, 19 de julio de 2009

El dedo se mete en el agujero del vestido roto.

Cae
de cabeza
en el umbral
dónde duerme el insomnio
soñando
que
sueña.

El vestido tiene asco.

Se repugna,
se arquea,
se desliza vergonzoso.

Moños atados a las rejas de un jardín pelado oscurecen la madrugada.

Amanece
desnuda
atragantada de silencios.
.
Todos los vestidos blancos fueron a parar a la fosa de pelos,
la nariz del idiota apenas respira.

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