viernes, 13 de marzo de 2009


Más triste que kingkong es atropellar a tu cachorro. Qué triste lo que le paso al rubio Fernandez.
Yo vengo de la casa de mis viejos que es igual a ausencia de gato. No da lo mismo.
Qué bronca que se me borraron todos los juegos de palabras del messanger con los negros y los renegridos. Quería hacer un collage negro con estrellas para mandárselo a kingkoncito y ahora no tengo con qué, porque los juegos de palabras se esfuman, cuando el lobo más feroz de los tres chanchitos sooplaaa y se borran los "te m..amo...musho"...
Me crecen vértebras de palabras sin músculo todavía para empezar a correr.
Soy como la rubia en la mano de kingkong, me dejo llevar, y veo a los kingkones y kingkongcitos pegarse contra el pecho demoliendo en un abrir y cerrar de ojos, en un abrir y cerrar de boca, en un beso, las telarañas de mujer histérica. Ayer soñé con mi cabeza. Estaba repleto de dinosaurios. Era como la muñequita de kingkong acechada por los tirranosaurus rex
La balada al final no terminó huérfana de mono. Al lado de un rubio siempre hay alguien negro que es la sombra del sol ultravioleta cancerígeno, es la sombra en el desierto descalzo, una sombra de paraguitas de colores sobre almohadas de pansas, un botiquín repleto de mejoralitos cuando tu mamá no te quiere comprar nada rosa en el kiosko. Vivo en un barco repleto de negros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sobre las cabezas y dinosaurios:

El vacio se llena con eco magico web

Imagenes: siempre imagenes: mil dibujos en mi cabeza,
dinosaurios dentados,
sonrisas,
la risa de tu risa,
mi risa:
love.
Miss you,
Martin.