jueves, 22 de julio de 2010

la vida del fotógrafo

M trabaja sin parar, se consume, se le asoman los troncos sanguíneos de los brazos, está flaco como Jesus recién crucificado. Por momentos de tan cansado parece un fantasma caribeño con ojeras de arena blanca y mar turquesa.

Se levanta a las cinco de la mañana, llega al hotel a las cinco y media para hacer el “trash de dress” de los novios al amanecer. Los wachi-manes contratados por el hotel (monos del siglo 21, de marote rígido) no lo dejan pasar, ni avisarle a la novia que lo está esperando con el vestido puesto para “trashearlo”. Piensan que si viene fuera del horario habitual vendrá a hacer disturbios, a robar, quizás. Son primates disfrazados de policías.
Según el word referente de Internet, trash es destrozar, tirar a la basura. “Trash de dress” significaría destrozar el vestido. M no les saca fotos a las novias embarradas o saliendo de adentro de un tacho de basura, sino más bien todo lo contrario. Ellas siguen las instrucciones del fotógrafo y se trasforman en divas. El supuesto “trash de dress” es una buena excusa para revolcarse con el novio en el mar, jugar a ser una Maddonna, Audry Herpburn, y que quede registrado en fotos digitales por los siglos de los siglos.
Dice M, que la intimidad de una pareja que se entrega a la pasión y se olvida casi de su presencia, puede levantarle la temperatura del cuerpo.

M vuelve frustrado de discutir con los primates polizontes, le “trashearon” el business. Se los dijo: “gracias por arruinarme un trabajo de 200 dólares”.

Vuelve a su casa, sigue editando porque sino no llega a entregar los trabajos pendientes, yo mientras duermo como una osa caribeña. La noche anterior M se quedó trabajando hasta cualquier hora, editando a la bruja cachabacha, una mujer no muy agraciada, que vino a celebrar al paraíso dominicano su aniversario de casada. Entre otras desgracias tiene boca de guasón. M frente a la computadora, agotadísimo de retocar con el photoshop me dijo: “yo a ésta cachavacha la voy a dejar hermosa.” Me conmovió.
Se compenetra tanto con el sueño de las chicas (hasta sesenta aprox) de transformarse en princesas, que las hermosea hasta casi eliminar todo defecto. Las princesas después lloran cuando se ven, a veces los novios se conmueven, y a veces hasta él termina llorando con ellos y diciendo: “It´s all about love”.

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