domingo, 14 de junio de 2009

La estación de subte de Congreso de Tucumán, subo las escaleras, levanto los ojos y veo el cine, (sí es por acá, él me habló del cine) levanto la mirada y veo el Havana. Entro. Me siento en el sillón verde, saco mi cuaderno. Jorge Carman, Jorge auto-hombre. Quizás en sus ancestros existió un George Carman. Digo para adentro George Carman, tiene nombre de protagonista de policial negro. Lo llamo.
- ¿Ya llegaste?
-Estoy sentada en el sillón verde frente a la vidriera-
- A sí, en el fondo, salgo para allá-
No llegué a decirle que no era en el fondo donde yo estaba, sino más bien en la vidriera del café. Si estaba esperando que me encuentre y me contrate, lo acertado era sentarme en la vidriera junto a la transparencia de los vidrios, cerca de la luz.
Él me va a buscar en el fondo, yo igual me voy a dar cuenta cuando lo vea entrar. No me equivoqué.
-Jorge, soy Candelaria-
- Vamos para el fondo-
Empecé hablando yo. Puse mis cartas sobre la mesa para que Carman pudiera sacar fotos o radiografías de mi persona: colegio bilingüe, licenciada en letras, guión cinematográfico, beca en Madrid, beca en Río de Janeiro, investigación del príncipe de Gales, cortometraje. Al fin y al cabo la experiencia acumulada se convierte en caballito de batalla en el momento de conseguir un trabajo.
De todos mis caballitos Carman eligió el príncipe de Gales que a partir de entonces se convirtió en una de las figuritas elegidas para cabalgar por Banfield, Temperley, Lomas de Zamora en los años 20. Lo atractivo de escribir sobre el pasado es saltar hacia atrás y vivir en un tiempo que ya no existe, con personajes que ya no existen o siguen existiendo a través de genes que dejaron en sus descendientes, o en la memoria ancestral que cada individuo lleva consigo sin saberlo.

Mi carácter nostálgico por naturaleza hizo que me entusiasmara la propuesta de cabalgar hacia el pasado sobre el príncipe de Gales.
Antes de despedirme me dijo que habían tres preceptos importantes para él.
1- El grave error que habían cometido los hombres en denominar a la mujer como el sexo débil.
2- ( Se la había olvidado, dijo que antes de llegar a la esquina se la iba a acordar, pero no sucedió)
3- La armonía de la ley de la selva, equivocadamente juzgada por la gente como algo malo, cuando en verdad es muy armónica.

Hice mis deducciones a lo Sherlock Homes.
cree que no es machista, puede que no lo sea, pero no puedo aseverarlo, y le gusta ser león en la selva del asfalto.

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