martes, 30 de junio de 2009

Tengo dos alternativas o momentos.
O soy de la épica decadente postmoderna o estoy en la opera tragicómica la valquiria de Recoleta, epíteto inventado por el negro de Caballito, que a veces borracho se transforma en el renegrido de la Matanza.
O simplemente soy la que quiere tirar una bomba Molotov desde el supermercado Disco a la ventana del indiferente cuarto por donde entró el miedo y el golpe una noche en una calle del elegante y seguro barrio, sobretodo seguro barrio de Barrio Norte.
El deseado y prometido inmueble ha sido usurpado por el capricho de no dejar ser.
Ayer mi alma agonizaba en Caballito, mientras sentía como algún Dios remoto y guerrero, me iba hundiendo la espada en el cuerpo primero desgarrándome para después entregármela en la mano.
La lana roja se iba tejiendo y la sangre por meses contenida en el hinchado e inflamado cuerpo caía, se derramaba, y el de Caballito negro y la valquiria de Recoleta, nosotros, festejábamos la llegada de la sangre mientras en la pantalla de Tv vampiros sangraban a otra gente y se amontonaban los cadáveres del holocausto.
Mi madre un día se auto-denominó Hitler frente a un amigo gay.
Las madres vampiras chupan la sangre de las hijas porque no pueden no hacerlo. Solo sobreviven las valquirias.

miércoles, 24 de junio de 2009

Primero fueron las penas, una larga hilera de hombres malparidos y seductores,
que llegaron para lacerarla con sus cigarrillos frívolos.
Todos rubios.
Sumados los hombres y las heridas, toda ella era como una pierna estirada hacia el dolor, una existencia poliomelítica en la promenade del amor.

La puta que me parió- dijo al lamer la llaga amarilla del dolor con la lengua engañada- y corrió al amanecer de la tarde como una gallina encandilada.
Todos rubios, todos gallos, con el culo parado cacareando, caminaban hacia el sol como quién camina hacia la patria.

No pudo alcanzarlos.
Todas las espaldas eran para ella una cadena de imposibles.
Ninguno pudo mirarla.
La negaban con la blonda cabellera y se metían el sexo para adentro.

En cada lágrima de ella había una historia retorcida que se transformaba en poema y sangre sobre paredes y sábanas.
Fumaba hasta marearse, lloraba, se reía y se miraba al espejo en los renglones desgraciados de las palabras-heridas.

Los pastizales iracundos encendieron el fuego una mañana en que ella amaneció desnuda, con el brazo roto, desmayada sobre una piedra y un poema.
Los rubios se inflamaron, se quemaron a la velocidad de la paja,
y de adentro de la tierra surgió un hombre negro con el sexo levantado
que la dejó sin palabras.

martes, 16 de junio de 2009

domingo, 14 de junio de 2009

La estación de subte de Congreso de Tucumán, subo las escaleras, levanto los ojos y veo el cine, (sí es por acá, él me habló del cine) levanto la mirada y veo el Havana. Entro. Me siento en el sillón verde, saco mi cuaderno. Jorge Carman, Jorge auto-hombre. Quizás en sus ancestros existió un George Carman. Digo para adentro George Carman, tiene nombre de protagonista de policial negro. Lo llamo.
- ¿Ya llegaste?
-Estoy sentada en el sillón verde frente a la vidriera-
- A sí, en el fondo, salgo para allá-
No llegué a decirle que no era en el fondo donde yo estaba, sino más bien en la vidriera del café. Si estaba esperando que me encuentre y me contrate, lo acertado era sentarme en la vidriera junto a la transparencia de los vidrios, cerca de la luz.
Él me va a buscar en el fondo, yo igual me voy a dar cuenta cuando lo vea entrar. No me equivoqué.
-Jorge, soy Candelaria-
- Vamos para el fondo-
Empecé hablando yo. Puse mis cartas sobre la mesa para que Carman pudiera sacar fotos o radiografías de mi persona: colegio bilingüe, licenciada en letras, guión cinematográfico, beca en Madrid, beca en Río de Janeiro, investigación del príncipe de Gales, cortometraje. Al fin y al cabo la experiencia acumulada se convierte en caballito de batalla en el momento de conseguir un trabajo.
De todos mis caballitos Carman eligió el príncipe de Gales que a partir de entonces se convirtió en una de las figuritas elegidas para cabalgar por Banfield, Temperley, Lomas de Zamora en los años 20. Lo atractivo de escribir sobre el pasado es saltar hacia atrás y vivir en un tiempo que ya no existe, con personajes que ya no existen o siguen existiendo a través de genes que dejaron en sus descendientes, o en la memoria ancestral que cada individuo lleva consigo sin saberlo.

Mi carácter nostálgico por naturaleza hizo que me entusiasmara la propuesta de cabalgar hacia el pasado sobre el príncipe de Gales.
Antes de despedirme me dijo que habían tres preceptos importantes para él.
1- El grave error que habían cometido los hombres en denominar a la mujer como el sexo débil.
2- ( Se la había olvidado, dijo que antes de llegar a la esquina se la iba a acordar, pero no sucedió)
3- La armonía de la ley de la selva, equivocadamente juzgada por la gente como algo malo, cuando en verdad es muy armónica.

Hice mis deducciones a lo Sherlock Homes.
cree que no es machista, puede que no lo sea, pero no puedo aseverarlo, y le gusta ser león en la selva del asfalto.

martes, 9 de junio de 2009

Dice Martin que esa es la vista desde su casita en República Dominicana. Hoy mi padre me informó que él y mi madre van a comer a lo del Chancho práctico porque hay una comida con los embajadores de República Dominicana. Cuántas coincidencias!
Por mi casa pasó un mexicano que se va a filmar a República Dominicana en unos días, y va a filmar en las tierras enanas. Atención los enanos!
Desde que dejé la Gris, no cesan de aparecerme posibilidades de trabajos exóticos para mi ojo acostumbrado durante cuatro meses a la gris rutina del tiempo y el espacio.
Algo que jamás pensé que sucedería es este abanico de posibilidades. Atrás quedó la blonda locura bajo la luz de tubo y me siento libre.

viernes, 5 de junio de 2009