domingo, 21 de marzo de 2010

Cuando el amor se queda ciego y rengo, ama los ojos de quién no puede verlo, ama la voz de quién no puede escucharlo.
Cuando la orfandad de niña perdida en el bosque se acuesta a llorar en el patio oscuro,
cuando crecen en el pelo del que duerme mechones de cadáveres y ojos.

Cuando los dedos se vuelven nudos, y suenan alaridos en las teclas del piano, cuando los árboles se quedan pelados en jardines de invierno, y las bailarinas se congelan,
escribir algo inútil puede ser la única forma de sobrevivir.

Lo único que tiene sentido es escribir para nadie, es escribir para nada, escribir una palabra como el náufrago que escribe su nombre en la arena, para no olvidarse de que existe y tener un motivo para seguir existiendo.

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