jueves, 4 de marzo de 2010

Villa Gesel.
Lluvia ácida,
Un castillo de ilusiones roto.
Me consuelo masticando tiburón a la crema, a los cuatro quesos.
Fumo cigarrillos para ahumarme y perder la nitidez de lo insoportable,
ninguna levedad,
todo pesa como culo de dinosaurio.

En los surcos violentos, las venas inflamadas del cuello, olor a alcantarilla, las cuerdas del violín del músico se convirtieron en cuerdas de asesino que ahorca.
El amorra-vioso,
la amo-furria negra,
El mar es casi invisible, Amorodio.
El amor desamorado, en la arena moretones de bronca, como petróleo, mientras el gorila duerme en la cama esponjosa de rey, y los remos partidos se hunden en el reloj del día.


La felicidad estaba en un depto pulgoso, con arroz en el piso, bañado de lavandina, llegaron los hoteles con estrellas y se estrelló, se calló de la cama sin saber que estaba soñando.
Naufrago en una bañera grupal masajeadora de culos, todo es un grana charco de soledad en el lujo pútrido de la comodidad garantizada.
El día amaneció muerto, me resisto a sepultarlo.

1 comentario:

mompis dijo...

uf uf uf: poetrash, glade enchufe!