martes, 27 de noviembre de 2007

Los días largos y lerdos,
se arrastran yo,
sin quietud de ojos.
párpados
se mueven
como viejos, resignados…
Empujo
al descanso de cabeza escondida
Que se aleja pateando latas, botellas,
borracho
tarde cada noche.
El amor esquivo
de a gotas, en rincones
con tréboles verdes
que me hacen reír
y llorar.





El tiempo,
esa hormiga
de muchas patas que se tuercen
se enderezan
Llueve sobre el sol
Y después de la lluvia
la tarde de Luz angélica,
que vuelve mágico al celuloide,

y el payaso que se asoma
para volver a escena,
riendo después del llanto.

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