domingo, 27 de abril de 2008

Un jardín conduce a oriente

Jardín botánico,
pequeño bosque,
amurallado de ciudad.

Los autos,
frenéticas hormigas de metal,
con patas de ruedas,
bordeando tus costillas,
tus pulmones arbolados.

Una reja te separa del virus,
de la ciudad móvil.
Adentro del vientre verde
todo respira.

Hay un árbol flaco
montado al árbol gordo.
Hay besos como hojas desparramadas,
Hay gatos con ojos de sexo a la hora de la siesta.
Hay niños que besan estatuas,
Hay mujeres de boquitas pintadas,
desataron con sexo los nudos de la mente,
se pintaron la boca roja,
abrieron caminos, tallaron formas sobre la propia médula,
invisible.
Una extranjera les saca una foto,
que ellas nunca verán,
y viajará por caminos desconocidos.

El Tibet vuela sobre el jardín botánico,
se refleja en los ojos de las estatuas
que miran el cielo con los brazos en alto.
Cuatro manos
con dos agujas y el sexo a flor de piel,
tejen un viaje
en lana violeta.

Se abren muros,
se ensanchan omóplatos,
crecen los pies,
se estiran las vértebras,
y las boquitas pintadas
se vuelven gigantas
que corren adentro de un bosque
que está adentro de una ciudad,
próxima a Oriente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso!!