domingo, 7 de septiembre de 2008

A la abuela de mi ahijado

Abuelando
en
Abuelandia,

Abuvelando las noches.

La abuelana
te va abutejiendo.

Ememeabueliendo.

Olfateando la abuelez blanca, soplando el polvo que te abuela las crines.
Todo menos abulia es la abuelobaba.
En las nubes de la plaza la abuelopapada
se hamaca.
Todas las palabras están abuelonietadas de ombligos.
Los caballitos del carrusel relinchan mientras la barrigana crece
/hacia el nacimillanto.

En los toboganes de abuelos hay cabelleras flamantes de canas reinas,
niños atajan la calamidad de la vejez riendo
desdentados.
Se sueltan las riendas,
todo se afloja,
los caballos se desbocan,
un árbol se teje con la lana destejida de otro árbol.

Los castillos de arena tienen puertas,
son dientes de leche que se abren para enterrar las muelas muertas que se caen como ramas de un árbol
abuelo.

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