martes, 2 de septiembre de 2008



En la cama en la que se encontraba con el hombre,
había un gata de guantes negros.
Murió la cama desnuda, se apagó la escena el día que la sábana se tragó la gata.
Se despidió con los guantes.
Había un gato, le quitaba la ausencia en su maullido negro y blanco.
Murió el gato y la ausencia se volvió ausencia de ausencia.

Todos se ausentaron, todas las cajas estaban vacías.
La vida era inanimada, sin patio, ni cama, ni texto.
Todo se congelaba sin un maullido dónde pisar.
Una mañana londinense de August, la cinta se movíó, se animaron los gatos,
todo maulló hacia una casa húmeda, desnuda de mañana.
Las paredes eran conocidas, había otra cama, otro gato,
otro hombre en el que sonaba una ausencia
de maullido.
La estadía duró lo que se tarda en atar y desatar un cordón,
la voracidad del náufrago masticando una noche a la mañana.
Hubo un llamado desde una playa,
Alguien gritó: marineros tiendan una soga hacia mis redes de gatos muertos,
y se oyó un maullido fusilado en el aire.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mompy me encanta! Si dejás de hacerme dibujitos me muero.