lunes, 29 de septiembre de 2008

A la pequeña torre de Tacuarí y Alsina

Las paredes rojas.
La risa siempre flotando en un ala de la casa.
Vino en un barco montado a caballo,
Rebota sobre las puertas ventanas,
Risa espuma
Risa manos que se mueven,
Risa Dientes
Vidrios ríen.
Risa humo
Risa tos de planta hecha humo,
espíritu-planta en el cuerpo se transporta.
Humo de los dioses en las venas que se ensanchan como las espaldas de los súper héroes que vuelan sonriendo.

Una gárgara de vapor cosquilla la risa,
dos chorros salen de dos bocas, de dos gargantas, de dos demoniángeles, de una fuente repleta de cielo.
El humo repta la casa, un mareo constante de risacuerpo, de cuerpo riendo.
Pulmoriendo la existencia, risueñándola con rascaduras de espalda.

La bicicleta, la calle mojada, los faroles sobre los restos de lluvia, los pedacitos de papel picado, el zapato del mendigo sobre la vereda.
El perro, la correa y el viejo solitario de boina, que saca a pasear su viejo impermeable de la juventud para sentir algo de antes.
Los ojos que te miran como tirando flechas, aprovechando que es de noche.

Las calle desierta,
las baldosas flojas,
las ruedas rodando como el recuerdo de la risa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por supuesto