lunes, 22 de septiembre de 2008

La vida te rueda para atrás, te arqueás, una espalda hacia lo conocido que se volvió extraño, como la casa del vecino cuando se vuelve casa abandonada y crecen las telarañas y los ruidos sobre los vidrios rotos.
El tiempo es un timón que maneja un capitán ciego que habla en otro idioma.
Hay un solo barco y es tu cuerpo que amanece y anochece solo en las orillas lamiendo la sal de las heridas.

Buscás un papelito adentro de alguna botella, no sabés qué es lo que estás buscando, ¿Qué es lo que busco? Te lo preguntás a cada rato, todo el día, cuando abrís las puertas, revolvés los cajones, agarrás cosas, las trasladás a lugares sin saber si es eso lo que buscabas, ni para qué las llevás. Algo buscabas. ¿Algo que te devuelva a las noches en que abrazabas peluches y sonaba el despertador que te uniformaba las madrugadas?

Nadie te dice qué papel representar. Sos una muñequita vieja en la mano de un gorila. Se abre, se cierra, se abre, se cierra, y siempre estás cayendo como un granito de arena, y siempre el tiempo te ataja y caés desmayada sobre la aguja de un reloj, antes de caer suicidada.
Tus párpados reaccionan al timón del ciego, se arrugan como los globos de un salón triste de cumpleaños que terminó
en entierro.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

lindo dreifus...

Anónimo dijo...

Es parte de la conversa telefónica de domingo a la noite.

Anónimo dijo...

si, pero asi gusta mas.

Anónimo dijo...

?

Anónimo dijo...

N hay nada que entender, no preguntes mas.