jueves, 11 de septiembre de 2008

Otro Gómez

Hay momentos en que Otro Gómez solo aparece para desaparecer.
Hay muchos Otros que eligen ser como Gómez.
Una intensidad de fuego se rebalsa en espermatozoides y óvulos que
se besan en el aire
sacándose la ropa.

Una lluvia blanca
me cae,
ellos, los Otros Gómez me espuman adentro de una copa de Champagne de una fiesta Cenicienta.

Algo
se explota,
se efimera,
se butaca en el globo que se va volando sin cinto
atrás del celuloide de ficción.

Después,
cuando Otro Gómez se ausenta, el mundo se vuelve chiquito y feo,
todo tiene olor a murciélago, el champagne se vuelve sangre que chorrea por el cuello, y sale de la boca.
La cenicienta se llena de tumores en el pecho y los vomita llorando sobre
pañuelos
prestados de un tal Alguien Siempre.

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