domingo, 27 de julio de 2008

En lugar de dientes tiene espinas de rosas. El pelo es un largo lamento de lianas quebradas.
Los pies, transatlánticos hundidos, reflotados, museos de fiestas lujuriosas con una orquesta de negros de fondo. Ahora mira la chimenea y se quema como la leña. El fuego le lame las plantas de los pies como un gato amante. El pasado es un álbum de figuritas borrosas que se imprime sobre los las sábanas, las toallas, el papel higiénico, las servilletas. Siempre se las ingenia para calcar sobre su cuerpo los mortales ídolos que la besaron. Se frota, se revuelca con todos ellos, y gime diciendo cada uno de sus nombres. Un fantasma la acompaña a la hora de tomar el te, cuando se levanta y se acuesta, almuerza con ella y le prepara de comer. La única ventana de la casa da al jardín de la infancia. Hay que trepar una escalera peligrosa para verse a ella misma tirándose por el tobogán, cayendo en el arenero. A veces ella y sus hermanitos quieren entrar a la casa abandonada y podrida donde ella vive, y ella tiene que asustarlos con su cara de vieja loca, y amenazarlos con revólveres de juguete. Cuando el jardín se meta adentro de la casa ella morirá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hello Can Can, novedades en mi vida, se acaba la etapa agencia de publicidad, ya te contaré...
Te mando un mordisco espinoso, ñam.

Anónimo dijo...

wow..... cómo has estao, cómo has estao, cómo has estao? Quiero saberlo. Escribidme gran lulu.