lunes, 25 de febrero de 2008

Letras

Abro con una llave pesada,
y salto al mundo prohibido
mundo
donde
todo puede ser.

Hay que trepar por la biblioteca
y alcanzar el libro oculto de historias
eróticas.
y abrir las ventanas para que entre
el olor a bebida blanca, de esos
borrachos que visten musculosas
que juegan a las cartas,
en el tranvía llamado deseo.

Hay que escaparse de las celadoras,
de los timbres de fin de recreo,
y abrir la boca para que entre mucho aire.
Las palabras escritas se tejen para arriba
y crece una enredadera.
Es oxígeno, es aliento,
son puertas que se abren,
y alguien mira desde adentro
desnudándose o desnudándome.
Salto sobre una silla con los disfraces puestos,
y se abren todas las canillas
que dan al patio rojo.
Saltan cientos de niñas
vestidas de uniforme,
gritan
contentas.

Hubo desde el primer día
una letra colgada en un perchero
que me miraba.
Y una puerta y un pasillo
con muchas puertas.

Hay hojas de árboles plateadas
que vuelan
en el aire.

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